Gustavo Bueno Sánchez (Salamanca, 1955) es un trabajador, lector e investigador nato. Es de Salamanca. Profesor español de filosofía que ha ejercido durante cuarenta años en la Universidad de Oviedo. Desde 1997 dirige la Fundación Gustavo Bueno, institución española que tiene como objeto el cultivo de la filosofía, entendida no como un saber autónomo que pudiese mantenerse encerrado en sí mismo o en una supuesta sabiduría históricamente recibida, sino como un saber de segundo grado que sólo encuentra su alimento en el análisis de los saberes científicos políticos, tecnológicos y culturales.

Fundador en 1974 de Pentalfa Ediciones, editor de la revista El Basilisco, impulsor del proyecto Filosofía en español, cofundador en mayo de 1999 de Iberlibro, tertuliano constante en programas de televisión, ha dirigido una veintena de tesis doctorales… Gustavo Bueno es uno de los principales filósofos de España. Hoy, su trabajo y dedicación nos lo ofrece en LA IBERIA.

La fundación ha celebrado el primer centenario del nacimiento de Gustavo Bueno. ¿Qué recepción ha tenido el materialismo filosófico?

Al cumplirse en 2024 el centenario del nacimiento de Bueno simplemente estamos teniendo presente tal efeméride para dedicar nuestros anuales Encuentros de filosofía y Curso de filosofía en Santo Domingo de la Calzada a tratar aspectos generales del materialismo filosófico. Materialismo filosófico (rótulo que en español se viene utilizando desde mediado el siglo XIX) es el nombre adoptado hace medio siglo para denominar el sistema filosófico construido en torno a la obra de Bueno. Y como todo sistema filosófico que lo sea ha de ir enfrentándose, necesariamente, a otras construcciones filosóficas sistemáticas y a sucesivas modas literario filosóficas no sistemáticas. En confrontación que, como es natural, no puede ser armónica, pues se están enfrentando concepciones generales que afectan a los individuos, en cuanto suponen visiones, no siempre compatibles, de lo que sean las ciencias, las religiones, las creencias políticas sobre la organización de las sociedades, y el lugar que deban ocupar en ellas, en nuestro presente, los individuos humanos y las personas.

¿Qué nos aporta hoy la filosofía y cuál es el principal reto que afronta estos días?

Decir «la filosofía», así en general, es mucho más impreciso todavía que decir «la ciencia», «la religión» o «a política», en general, puesto que cualquier generalización de este tipo supone ya un modo preciso de organizar las cosas, atravesado necesariamente por ideas filosóficas, más o menos potentes, ajustadas o incapaces. Filosofías presentes en todas las agrupaciones humanas realmente existentes, que se diferencian y enfrentan entre sí por razas y costumbres, lenguas y religiones, en procesos seculares y persistentes. No existe así «la filosofía», sino doctrinas y sistemas filosóficos enfrentados entre sí, sobre los que se organizan las sociedades. Un sistema filosófico suficientemente potente como para señalar conocimientos firmes sobre los límites de las ciencias y de las artes, de las religiones, de las sociedades políticas y de cuanto conforma hoy nuestro presente de más de ocho millardos de humanos que reclaman bienestar en dos centenares de naciones políticas (un par de ellas suman cada una más de mil millones de humanos; medio centenar no llegan al millón, pero todas se sientan como iguales en la ONU), puede permitir, a quienes lo posean, mejor conducirse a escala individual y familiar, e intentar actuar en su entorno (nacional, lingüístico, religioso) sin demasiadas ingenuidades, para no estar perdidos del todo, conocer algo y mejor actuar durante las décadas que les toca en suerte vivir.

¿Cuál es el mayor mito al que está expuesta nuestra cultura?

Nuestra civilización (única realmente existente desde la primera globalización, que además sólo pudo cristalizar en su seno, y no en otro, pues es el mismo que conoció el desarrollo desde hace dos docenas de siglos de la filosofía y la ciencia, primero en griego, luego en latín, después en español y otras lenguas vulgares) está cruzada de mitos poderosos: los más potentes son mitos seculares como el de la Cultura, sucesor y heredero del mito de la Gracia, y el de la Felicidad; acompañados desde hace un siglo por los mitos de la Ciencia, de la Democracia o de los Derechos Humanos según la ONU (que buena parte de los hombres, más de cincuenta naciones, no asumen porque es obligatorio, pues asumen la mahometana Declaración del Cairo que les somete a particulares deberes y derechos humanos islámicos).

¿Qué opinión tiene sobre la dictadura del relativismo expuesta por Benedicto XVI?

El cardenal Ratzinger, a quien no es ajena la carta encíclica Fides et Ratio (1998) de su antecesor, diagnostica como «dictadura del relativismo» la realidad, acelerada durante su mandato, de la pérdida de peso efectivo de la Iglesia de Roma, tras las sucesivas y necesarias transformaciones que supusieron el diálogo cristiano marxista (que acabó siendo determinante en la transformación de la URSS), el concilio Vaticano II o la arriesgada estrategia de la «teología de la liberación». En el presente, los límites de la posibilidad de la filosofía católica están expuestos por Bueno en su ¡Dios salve la Razón! (2008), glosa precisamente del famoso texto de Benedicto XVI. Asuntos relegados, de cualquier modo, ante los pragmatismos de supervivencia institucional abordados por Francisco.

¿Qué declaraciones hubiese hecho Gustavo Bueno sobre el Gobierno actual?

Las mismas, puestas al día en algunos nombres, que ya dejó por escrito en libros como El pensamiento Alicia (2006) o El fundamentalismo democrático (2010), o en los Rasguños que escribió hasta 2016 cada mes en El Catoblepas.

¿Qué obra recomienda siempre que puede?

Quienes hablan español deberían leer y estudiar España frente a Europa (1999) y España no es un mito (2005).

¿Qué mensaje le daría a los jóvenes hoy?

No tengo por qué dar ningún mensaje, ni a jóvenes ni a menos jóvenes. Entre otras cosas porque las nematologías dominantes les harían despreciarlos, pues la democracia ya les ha dotado de poderosas armas de suficiencia y autoestima. A quienes duden de esto, les sugeriría la lectura de cualquiera de los libros antes mencionados.

Javier Santos
Portuense y conservador. De familia fuerte y grande. Cristiano, católico, apostólico y romano. Filólogo Hispánico y Estudios Ingleses. Señores, ¡Dios ha convertido en tontería la sabiduría del mundo! (1 Cor 1, 20)